“¡Que necesidad tienen de entrenar esto?” nos dice molesto y confundido el doctor después de ver dedos, orejas con hematomas y escuchar sobre la lesión sufrida durante el entrenamiento.
No es nada sencillo poder explicar algo con tantos factores y variables que lo convierten en un arte tan adictiva y enriquecedora. ¿Por qué creemos que todos deberían de practicar jiu jitsu brasileño? Aquí nuestros puntos más relevantes:
Neuroplasticidad: el grado de complejidad del jiu jitsu en la coordinación y ejecución de movimientos; toma de decisiones y creación de mapas mentales de los escenarios futuros del desenlace de la pelea bajo presión lo hace sumamente complicado. Recordemos que el cerebro puede, a cualquier edad, adaptarse y cambiar a las conductas, situaciones y experiencias a las que lo exponemos. El cerebro, como cualquier músculo, debe de ejercitarse y el jiu jitsu proporciona la dosis perfecta de combinación mental, física y motriz.
Flow: el estado que mayor felicidad genera es aquel en el que fluimos (flow state) durante la actividad llevada acabo. Este estado de la psicología positiva se define por el grado de concentración absoluta en la actividad sin importar tiempo, espacio y mundo exterior (problemas, preocupaciones, etc). Se sabe que para llegar a este estado uno de los requisitos importantes es que la actividad presente un reto alcanzable con un grado de complejidad determinado. El jiu jitsu constantemente nos saca de nuestra zona de confort gracias a que las variables de peso, técnica, edad y cinturón de nuestro oponente siempre serán diferentes e irán evolucionado. Si bien todos los deportes presentan un reto que permite alcanzar un flow state, el jiu jitsu tiene un cierto riesgo ya que nuestro oponente nos está intentando someter; por lo que este factor de estrés (dominado) ayuda a entrar más rápido en este estado óptimo.
Forja carácter: cualquier persona que ha entrenando por cierto tiempo y/o competido en jiu jitsu, conoce el sentimiento de frustración que se llega a sentir al no poder finalizar o lograr hacer una técnica; los nervios antes de cualquier lucha; la desesperación de ser constantemente sometido sin esfuerzo por una cinta más avanzada. Con el tiempo aprendemos que la única manera de progresar es meditando nuestros errores y el buscar exponernos nuevamente a estas situaciones. Como dice Ray Dalio (google si no lo conoces) dolor + reflexión = progreso. El jiu jitsu nos enseña que, como todo en la vida, es necesario la constancia y el esfuerzo pero con reflexión y cambios para alcanzar metas; la frustración es parte de cualquier proceso de crecimiento.
Nos hace más fuertes: si bien coincidimos en que la técnica es antes que la fuerza y el físico, creemos que la fortaleza física juega un papel importante conforme avanzamos y nuestros compañeros y/o contrincantes se vuelven más técnicos. El jiu jitsu exigen un cuerpo funcional y no fuerte de gimnasio solamente; debemos poder ser explosivos, tener resistencia así como poder y saber utilizar fuerza máxima con precisión. Este deporte requiere los movimientos de jalar y de empujar con todo el cuerpo en distintas posiciones, exigiéndonos un gran rango de movilidad y potencia. El jiu jitsu también nos hace más fuertes mentalmente. Adicionalmente a la neuroplasticidad, en cada combate exponemos a nuestro cuerpo a un estrés, que si no controlamos nos termina perjudicando al nublar la toma de decisiones y nuestros movimientos. Con el tiempo, aprendemos a tomar decisiones bajo estrés e identificar de manera consiente los efectos de ese estrés en nuestro cuerpo y nuestro razonamiento. Como arte marcial, el jiu jitsu es el de las pocas artes que nos expone de forma real a una situación de alto peligro físico de manera controlada y que, tapeando, nos da la posibilidad de comenzar otra vez sin riesgo.
Comunidad: el jiu jitsu tiene una manera muy curiosa de equilibrar a las personas; hacerlas humildes y dispuestas a ayudar, seguras de si mismo y enfocadas a aprender. El ciclo es tapear y ser tapeado. Esto, en nuestra opinión, hace que las comunidades de jiu jitsu en el mundo se conviertan en una familia que recibe a cualquier con los brazos abiertos. Por lo general (siempre habrá excepciones) las personas que adoptan el jiu jitsu como estilo de vida o filosofía, tienen los pies en la tierra y un enfoque en obtener experiencias y felicidad por medio del aprendizaje y la enseñanza. Raramente buscan la acumulación material ya que entienden que el dinero no puede comprar el conocimiento sino solo el trabajo y esfuerzo. Es una comunidad de respeto hacia el prójimo pero admiración únicamente a todo aquel dispuesto a salir de su zona de confort y esforzarse para sobrellevar sus problemas dentro y fuera del tatami. Es por estas razones también que cuando viajamos, sea la parte del mundo que sea, de las primeras cosas que hacemos es buscar una academia para ir a entrenar.
El jiu jitsu nos ha formado y empujado a ser mejores personas en todos los aspectos de nuestra vida. Estamos convencidos que la vanidad y los pequeños achaques son un pequeño precio a pagar por hacer algo que disfrutamos tanto y nos fortalece diario. Y, ¿qué necesidad hay de entrenar esto?, la necesidad de ser mejores personas a través de un arte con tanto detalle y enseñanza detrás.
Nota hecha por los jiujiteiros @Claudioschlegel y @AlexisJiujitsu síguelos en instagram.
